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  • Innovación
  • 24 de noviembre 2020

Expertos chilenos discrepan sobre el real aporte de Starlink, de Elon Musk

La empresa de Elon Musk ha lanzado cientos de satélites al espacio para ofrecer internet desde lo alto. Un ingeniero y un astrónomo evalúan esta idea, que no es la única de su tipo.

Por Cristian Agurto

Starlink, de SpaceX, hizo noticia por su exitoso lanzamiento de pequeños satélites que entregarán acceso a internet en distintos lugares del planeta. Estos objetos orbitarán a unos 550 kilómetros de la Tierra y ya están cientos de ellos ubicados en el espacio.

No es la única empresa que hará lo mismo. Amazon, con su Kuiper System, también quiere conquistar ese segmento aéreo y la empresa OneWeb salió de la quiebra y anunció que retomará su plan, el que ya cuenta con 73 satélites dando vueltas sin parar. En total, cientos de miles de objetos se pondrán en órbita en los próximos años.

Hace unas semanas, Starlink envió un mail a los interesados en el servicio, donde detallaban que "esperamos tener velocidades de bajada que varíen de 50 a 150 megabits por segundo y una latencia de 20 a 40 ms. También habrá períodos sin internet". El servicio se iniciaría a fin de año en EE.UU. y Canadá.

"Es muy revolucionario, debido a que permitirá que un servicio de internet confiable, de baja latencia y de bajo costo pueda llegar a personas que no tienen esa oportunidad, prescindiendo de infraestructura física para brindar conexión. Además, el proyecto cuenta con el respaldo de una empresa que ha definido como factor estratégico reabrir la carrera espacial, lo anterior, asegura que proyectos como Starlink sean viables a largo plazo", comenta Miguel Varas, subdirector de Infraestructura, Tecnología y Servicio del Departamento de Informática de la USM.

"Starlink efectivamente apunta a lugares en que internet es poco confiable, es costoso o simplemente no existe. Lograría disminuir la brecha digital y otorgaría grandes oportunidades a personas que se encuentran localizadas lejos de las grandes ciudades, ya que mediante la globalización y más aún en pandemia el poseer internet fiable se ha vuelto casi un servicio de primera necesidad", agrega Varas a Las3Claves.

Estorbo visual

Uno de los grupos que más han criticado al proyecto Starlink, de Space X, es el de los astrónomos, quienes se preocupan por la repercusión negativa de estos miles de cuerpos estorbando su mirada hacia los confines del universo. César Fuentes, astrónomo FCFM de la U. de Chile e investigador Cata, tiene una visión muy distinta.

"Mi opinión de Starlink es que es una tecnología buscando qué solucionar. Una de las razones por las que existen estos proyectos porque es cada vez más barato poner estos satélites en órbita. Empresas bien grandes han bajado los costos y piensan qué se puede hacer con estos satélites. La idea de dar internet en zonas alejadas suena bastante bien, pero hay formas más baratas de solucionar ese problema", dice Fuentes.

"Como proyecto le falta tecnología, los satélites tiene que poder comunicarse entre ellos. Tiene más que ver con una competencia por ver quién copa el mercado antes. Se contamina más, se produce más ineficiencia y vamos a sufrir los astrónomos porque nos van a contaminar el cielo. En los atardeceres, vamos a ver estos satélites que van a cruzar notoriamente el cielo", agrega el astrónomo.

La parte técnica

Los satélites de Starlink pesan solo 260 kg, lo cual minimiza la energía necesaria para su lanzamiento mediante el cohete Falcon 9 de Space X. "Las cuatros antenas que posee cada satélite permiten recepcionar y redirigir una gran cantidad de ondas electromagnéticas en un tiempo menor al promedio. El sistema de propulsión de iones (pionero en naves espaciales) hace que cada satélite pueda ser autónomo en todo el ciclo de vida", dice el profesor Varas.

Según la propia compañía Starlink, ya han superado los 100 Mbps de velocidad de descarga promedio, con 700 satélites en órbita en octubre del presente año. Todavía faltan muchos para completar la red de 42 mil que tiene planificada la compañía de Elon Musk.

"Uno de los objetivos fundamentales del proyecto es 'mantener el espacio limpio', esto se logrará mediante la utilización del sistema de propulsión para desorbitar el satélite en el transcurso de algunos meses, y como "plan b", la empresa propone la 'autodestrucción' de sus satélites en un tiempo entre 1 a 5 años en el caso de que el sistema de propulsión se vuelva inoperativo", agrega Varas.

Para el astrónomo César Fuentes, la realidad no es tan positiva. "Tratar de copar el espacio y llegar antes que el otro tiene sentido comercial, pero habría formas menos dañinas de generar conocimiento y avances en esta área. El hecho de que estas empresas estén invirtiendo en esto lo hacen gracias a que NASA les ha facilitado contratos para llevar cosas al espacio y las compañías lo han hecho de buena manera. Eso es lo lindo, pero eso tiene otro lado, que es lo que vemos en este enjambre de satélites", advierte, no sólo centrado en Starlink, sino sumando a Kuiper y OneWeb.

"En los avances debiera haber más regulación o responsabilidad de los países porque nos influye a todos. Hay un equilibrio que es difícil encontrar. El camino es ponerle más costo a afectar los cielos de todo el mundo y buscar más derechos y si alguien va a afectar mi cielo, eso debiera tener un costo que todavía no tiene", agrega Fuentes.

La mirada más allá

¿Sirve realmente? El precio estimado al mes es de 99 dólares, más un kit de instalación de 500 dólares. Eso puede sonar caro, pero para una zona rural de EE.UU. y Canadá son valores abordables. Pero no es lo único. "Al ofrecer 'conectividad ubicua', permitirá que zonas con alta densidad poblacional se descongestionen y las personas puedan trabajar a distancia mejorando su calidad de vida", dice el académico de la U. Santa María.

Varas le ve un futuro prometedor a Starlink en el largo plazo. "Cuenta con el sustento financiero, técnico y de recursos humanos para hacer del proyecto viable en el tiempo, por lo que si Starlink logra mantenerse en el mercado y generar valor para todas las personas que son beneficiadas por este servicio, debería permitirle generar economías de escala que impacten de forma significativa en los costos en el largo plazo", analiza.

Desde la mirada de la astronomía, el ojo está puesto en otro lado. "Si haces que estoy objetos sean oscuros, significa que vas a tener menos capacidad en una observación astronómica de reconocer que pasó uno de estos objetos por ahí. Yo como astrónomo óptico alego porque son muy brillantes, pero resulta que vamos a tener estas antenas transmitiendo en frecuencias que se usan para otras cosas, generando más ruido electromagnético en la atmósfera. Va a tener efecto en otro tipo de observaciones, como en radioastronomía", apunta Fuentes.

"Estos satélites van a pasar por encima de algunas observaciones súper importantes como las del telescopio Vera Rubin, en el norte de Chile. Ahora pasan aviones todo el tiempo por rutas aéreas, pero uno sabe de adónde vienen. Pueden pasar satélites, el Hubble, la Estación Espacial frente a tu telescopio. Pero el número es ínfimo comparado con las observaciones que uno puede tomar. El hecho que haya cientos de miles de estos objetos en el cielo no es un problema que puedes ignorar. Si esto funciona, ¿por qué China o Francia no va a querer hacer lo mismo? Vamos a tener muchísimos satélites", remata Fuentes.